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Cumplir un año

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Cumplir un año, eso fue lo primero que anoté en mi libreta llena de garabatos, stickers y dibujos hechos para Hija Mayor.                                                                                                               Cumplir un año no es una fiesta con torta de ocho pisos.                                                             Cumplir un año no es estresarse por el menú y decoración del festejo.                                       Cumplir un año es un flashback: la sala de parto, el camisón azul, la luz blanca, los pujos y vos llegando al mundo.                                                                                                                   Cumplir un año es conocerte, es saber cuándo llorás por hambre, por sueño, por ganas de ir a pasear o porque querés que te cambie el pañal y cuando querés tomar la teta. Hija Mayor ayer resumió que Cumplir un año es así: “va a soplar la velita, la vamos a aplaudir y darle besos”. Eso es todo, to

Llanto de Enero

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Hermana mayor tenía un mes, sería fines de Diciembre o principio de año.  Nos invitaron a un asado de sábado al mediodía. Estaba el miedo al viaje, la tolerancia al huevito. Un bolso repleto de “por las dudas”. Preguntas a B: ¿llevamos el cochecito? También era una presentación, amigos que todavía no la conocían. Iba lista a contar nuestro hermoso parto, su prendida a la teta, su aumento de peso, el “como zafamos” de la bilirrubina y la lámpara. Todos relatos de éxito, de triunfo. Hija mayor (que era única en aquel entonces) empezó a llorar un poco más de lo normal. ¿Le duele la panza? pregunta la dueña de casa – madre experta de niño de 2 años – No sé, contesté e inmediatamente le metí la teta en la boca. No quería chupar, corrió la cara. Seguía el llanto. Probé dudosa unos masajes en la panza, mano temblorosa, movimientos torpes.  ¿Será sueño? intervino el padre – ya retirado de la urgencia del puerperio.  Busqué en mi bolso lleno de “por las dudas” el fular prearmado importa

7 noches sin dormir

7 noches sin dormir Ella tiene 5 días de vida. Nos estamos conociendo.  Febrero está terminando, nos regala una última ola de calor. Se rompe el aire acondicionado mientras dormimos juntas una siesta. B trabaja y Hermana está en la colonia. Nos despertamos acaloradas, nos refugiamos en el aire acondicionado del living. Llora. Llora más que lo que lloró hasta ahora. Hice mal, hice mal en quedarme dormida. La expuse,  el calor le hizo mal. Claro, porque los bebés no regulan la temperatura. Y ahora está fastidiosa, pobrecita. Hice mal, hice mal en quedarme dormida. 4:35 AM  - B busca el termómetro en el cuarto de Hermana sigilosamente mientras intento, impotente, darle la teta que no toma, que no quiere o no puede. Llora. Llora como nunca lloró hasta ahora. Todavía no la conozco, pero sé que algo está mal. Sé que ella no me mira así. Sé que ella no esquiva mi teta. 37.4 grados. Despertamos al pediatra. Nos sugiere que la bañemos. Ella todavía tiene su cordón. Estaba indicado n

4 meses

Esta tormenta nos tiene a todos despiertos a la espera de que pase. Ya puse baldes en los escondites conocidos de esta casa, ando cazando goteras. Ya no espero que te duermas y disfruto este tiempo extra que me regala la lluvia. Unos minutos más de noche compartida. Unos minutos más de este diálogo de gestos, gorjeos y burbujas de baba. Hoy me demoré en la ducha, B me regaló unos minutos a solas. Normalmente a mi salida del baño me esperas ansiosa y quejosa. Hoy no, te encontré graciosa jugando en la cama. B te daba besos y vos te reías. Hago la cuenta y sé que hoy te di 18 veces la teta y te cambié 8 pañales. Dormí poco, ayer tu hermana se despertó más que siempre a la madrugada. Hija mayor pedía por “mami, mami, mami” aunque B se sentó a su lado a consolarla. Respondí a su llanto y me metí en su cuna de 1,20 mts. La abracé hasta que dejó de llorar y un rato más también. Entonces te despertaste vos porque ya tenías hambre. Cuando volví a la cama, mi lado estaba frío, B ronca

Quisiera tener otro par de brazos

Quisiera tener otro par de brazos Una tarde cualquiera de otoño mi mamá me hacía compañía en casa.  Tomábamos café en la mesa de la cocina, mi hija tenía fiebre y dormía en el sillón. ¿Por qué no te hacés un evatest? dijo, y yo no contesté. Ni bien se fue a trabajar alcé a mi hija y nos fuimos juntas a Farmacity. Compré un evatest y un paquete de pañales. Dos rayas violetas en el visor. Mi hija iba a tener una hermana. ¿Cómo podría querer a Hermana tanto como a Hija? Hija me llena, hija me completa.       ¿Cómo hacer espacio para Hermana en nuestra vida? Hija compartirá su cuarto, hija tendrá celos, hija sufrirá (un poquito) y yo con ella. 39.3 semanas. Sábado de carnaval. El corso anuncia su retirada. Bailamos con Hija en la terraza. Rompo bolsa, nos tenemos que despedir. Mi mamá viene a buscarla, se la lleva ya dormida. Las contracciones ganan ritmo, Hermana está por llegar. Seremos otras a nuestro reencuentro. 10:25 am – eclipse solar: Hermana es ahora Hija menor. Hocique